martes, 22 de junio de 2010

Aromas

Hace mucho tiempo, mencioné casi al pasar que no hay cosa que me seduzca más que un buen perfume, y es que siempre he sido hiper sensible a los olores y fragancias. Por eso, el olor de la masa del pan mientras la levadura hace su trabajo me remonta inmediatamente a mi infancia, cuando anhelaba llegar a la casa de mi tía después del colegio y encontrar mi té con leche servido y acompañado por pan amasado recién salido del horno, con mantequilla derretida y prácticamente convertida en un charco sobre esa masa aún humeante. De la misma manera odio que me regalen claveles porque me hacen recordar el funeral de mi abuela y me da pena.

Pero no quiero referirme a los aromas en general, sino más bien en los perfumes. Mi debilidad siempre han sido los hombres que cuidan mucho ese detalle. Alguna vez tuve una pareja que tenía cero gusto a la hora de vestir y elegir perfumes, y cuando se lo entregué a la siguiente incauta (LOL) ya no olía a Pino Silvestre sino a Azzaro Chrome, fragancia que - producto que toda esa historia huele a podrido - hoy me da naúseas.
Hace un par de años olí por primera vez el Boss in Motion, y desde ese momento juro que soy capaz de perseguir al hombre que lo use, afortunadamente la única vez que pude distinguirlo con claridad fue en el casino, en alguien que ya conocía y con mi madre al lado, lo que me ayudó a mantener las hormonas controladas.

Por eso, tendría que ser una cenutria para volver a cometer el error de decirle a alguien qué fragancias me encantan, a menos, claro, que se trate de las mías.

1 mortales ociosos han comentado:

Mónica Pavón Mardones dijo...

Ha-ha... Es verdá, los aromas transportan, inspiran, seducen, matan, ufff!!!

Aunque aún busco el que me mate definitivamente :P

 
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