Hable con ella

Ya hace un mes osito, un mes en que el destino hizo de las suyas y nos cayó encima con una jugarreta como sólo me las hace a mí. Hace ya un mes volviste y no hay día ni hora en que no piense en ti. Esta vez es aún más difícil, la conexión se nos vuelve esquiva y, como si no fuera suficiente no poder despertarme a tu lado, debo esperar pacientemente en que podamos comunicarnos. Ya sé que no es porque no quieras, debe ser difícil manejar tantos sobrinos y aún preocuparte de tu hermana como para que aún tengas cabeza de preocuparte por mí, al fin y al cabo yo puedo recurrir a esta enorme tribu que se llama familia.
El miércoles pensé mucho en nosotros, en tu hermana. Revisando en mis películas encontré "Hable con ella" y, pese a que nunca me llamó la atención, la tomé y comencé a mirarla. Y me corrían las lágrimas, no pude evitarlo... Esta historia tiene dos caminos: o tu hermana se nos convierte en Lydia y podemos pensar que pronto descansará en un lugar mejor, o en Alicia, y eso significará que tendremos (tendrás) que armarnos (armarte) de paciencia para cuidarla por años y años, hasta que decida despertar.
Hace ya un mes que está en coma, y me duele, mucho más de lo que tú crees, que no despierte, que insista en el coma, porque aún le falta mucho por vivir y tiene demasiado por qué luchar. Me duele porque te siento mal, sin fuerzas, y yo sin poder hacer nada. Me duele porque hoy quisiera dormir en nuestra cama y no puedo. Me da miedo encontrarme con tu olor, estirar el brazo y no sentirte, por eso he optado por el refugio seguro que me da la cama de mis padres, pero ellos pronto llegarán a ocuparla.
Me da miedo que esto se vuelva eterno, que nos hayamos tragado en tan poco tiempo el amor que debía durarnos para siempre, pero no permitiré que así sea, lucharé, con garras y dientes, por nosotros. Porque como en los cuentos de hadas, siempre hay un final feliz.