Sin comentarios

Que la gente ya no cuida el idioma es algo sabido. Pero hay límites y límites.

Durante mucho tiempo soporté el dialecto pokemón, pero esto me superó.

Y lo dice alguien que habla incluso coa y lunfardo.

(Créditos a @isadoralavadora)

En esos días

No, no se trata de esos días del mes en que las mujeres recibimos visitas desagradables, se trata, más bien, de esos días en que no sé muy bien hacia dónde va todo, en los que me gusta estar aislada y en los que no sé qué es lo que quiero de la vida.

El bendito golpe en la cabeza me ha tenido bastante a mal traer, con frecuencia me siento mareada y la cabeza comienza a darme vueltas. Los episodios de angustia, sin embargo, los atribuyo al síndrome de Olguita Marina que me ataca de vez en cuando.

Eternal Sunshine Of The Spotless Mind

Hace unos días tuve un pequeño accidente que si bien incluso tomé con algo de humor, hoy me preocupa más seriamente.
Coincidentemente, la semana pasada había estado soñando con la película "Eternal Sunshine Of The Spotless Mind", sí, tal como lo lee, soñando. En mi sueño decidía eliminar los recuerdos más dolorosos de mi vida pero, a diferencia de Joel, no me arrepentía de la decisión y hasta me acomodaba, porque era capaz de comenzar una nueva vida limpia de rencores y penas antiguas. ¿y qué tiene que ver esto con el accidente? Paciencia...

El martes por la noche estaba con unos amigos, conversando un poco de política, cuando comencé a sentirme un poco mareada, pese a que no estaba bebiendo alcohol. Decidí pararme de la silla en que estaba sentada y lo próximo que recuerdo es ver las caras de mis amigos y encontrarme acostada en un sillón. Como es de pensarse, la primera pregunta que se me viene es "¿qué pasó?" y uno de mis amigos comienza con el relato. Al parecer me levanté de la silla continuando normalmente la conversación y comencé a estirarme hacia atrás, con el clásico gesto de quien quiere relajar los músculos de la espalda, y sospechó que algo iba mal cuando con una inusitada elasticidad me doblé completamente y golpeé mi espalda primero y luega la cabeza contra la mesa, para terminar en el suelo.
Por supuesto, y de acorde con la naturaleza autosuficiente que me caracteriza en el último tiempo, me negué a ser trasladada al hospital y, como si nada, me fui manejando a casa.

Al día siguiente todo iba bien, excepto por el dolor del golpe en la espalda, pero a eso de las 10:00 ya no soportaba más el dolor de cabeza, los mareos y la molestia que me provocaba la luz, tanto natural como artificial. A esa hora no me quedó más que dejarme conducir por una colega hasta el hospital, donde me revisaron todo menos la cabeza, y me dieron licencia médica por varios días, con expresa advertencia de no usar el computador, no prender la televisión y tratar de dormir lo máximo posible en una habitación a oscuras.

Quise verle el lado positivo, e incluso gracioso. Podría descansar un poco y hasta utilizar el accidente como argumento para eliminar a cierta gente en mi vida, alegando amnesia, pero el asunto de comenzó a complicar un poco más al día siguiente cuando en el control médico, pese a que el dolor y las molestias habían disminuido, el doctor me pidió algunos examenes ya que sospechaba que el desmayo había sido un ataque de epilepsia sin episodio de convulsión pero que, para descartar, debería someterme a un electroencefalograma. Aún no me dicen cuándo. Y mientras tanto yo sigo asombrada de cuántos mitos rondan al respecto, yo misma había pensado toda la vida que un ataque de epilepsia SÍ conllevaba un ataque convulsivo... Exceso de televisión, sin duda.

Más allá de las bromas que nacieron inmediatamente después de todo este bizarro episodio, y posiblemente producto del golpe en la cabeza más que del supuesto cuadro epiléptico hay cosas, sobre todo de los momentos previos, que no distingo con claridad. Y ya no sé si se trata del golpe o porque estoy aprovechando la misma ocasión para reprimir ciertas cosas.

PS: Lástima que mi amor por Mike Patton no ha podido ser reprimido moahahaha.