miércoles, 30 de septiembre de 2009

Ultimo día, nadie se enoja

Estoy viviendo mi últimos minutos en mi actual trabajo. Hace exactamente 13 días recibí una oferta que no pude rechazar y, como bien dice mi jefa, siempre he salido por la puerta ancha, y esta no era la ocasión para que fuese de otra manera. Estos días han sido a full, dejando informes listos y todo ordenado y, como siempre que hay cambios en mi vida, me siento un poquito nostálgica.
Fueron 4 meses y medio donde me exigieron a mil, pero donde aprendí mucho. 4 meses y medio compartiendo con gente que se ha ganado un espacio en mi corazón...
Y aunque nadie de ellos lea este espacio, sólo quiero decirles... GRACIAS TOTALES!
Los voy a cochaextrañar!

domingo, 27 de septiembre de 2009

El gran varón

"¿Sabes Cristián? El sol está brillando fuerte en esta naciente primavera", en eso divagaba mientras caminaba los 27 pasos que hay entre la puerta de entrada de esta lúgubre sala de cuidados intensivos y tu cama, y si creí que la noticia del viernes me había dejado al borde de la desesperanza, me equivoqué rotundamente; lo peor no fue saber que te estabas dejando morir, sino verte morir.
Todavía recuerdo nuestro último encuentro, cuando divagábamos sobreentre lo humano y lo divino, queriendo cambiar el mundo. No tuve la oportunidad de preguntarte porqué, de entre todos los parroquianos, fuiste el único que no hizo su apuesta respecto a mi vida en 10 años, quizás porque tu gran secreto era saber que no vivirías para comprobar si tus ideas eran acertadas.
Y mientras te miro dormir, demacrado, más delgado que nunca, no sé si llorar por el desperdicio y la pena o sacudirte con todas mis fuerzas, gritándote los improperios más fuertes que se me vienen a la cabeza ante tanta estupidez de tu parte. "Sólo los cobardes eligen el camino fácil", me dijiste una vez, y hoy comprueba que tus palabras no eran más que un cliché bien elaborado para ocultar tus miserias.
Pudiste decirnos, pudiste gritar y pedir ayuda, pero elegiste morir. Lo peor es que a todos nos ha tomado en frío tu enfermedad y saber que hace 8 años abandonaste la esperanza. Hoy nadie se muere de eso, tampoco en tu caso, porque si mueres, será por cobardía y no por el VIH.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Saturday's kiss

Besarte el sábado fue, de todas las cosas idiotas que he hecho el último tiempo, quizás la más errada de las decisiones, no sólo por lo que los demás pudiesen pensar, sino por cómo me sentí, y es que no suelo besar desconocidos, y menos los sábados. ¿Por qué? Porque los sábados siempre han sido los días de besos importantes.

Un sábado recibí mi primer beso junto a aquella cancha de patinaje en hielo, cuando en la euforia de los 13 años pensé que éste podía ser de aquellos amores de "para siempre", y cómo no, si esas manos cubrían el frío que paralizaba las mías, y esa cálida respiración agitada entibiaba mi congelada nariz. O aquel sábado en que, borrachos de aire puro, fuego, pasión y alcohol, nos fundimos en ese único beso, antes de que partieras con tu mochila llena de sueños pero tu corazón lleno de mí.

Fue un sábado en que ese desconocido, en medio de la estación de trenes, me tomó entre sus brazos y me cambió la vida, y fue un día como ese en que caí tontamente en tus brazos para recibir el peor beso de mi vida.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Saliendo de mi huevo

Creo que me hacían falta estas pseudo-vacaciones, no es que haya salido de la ciudad o que haya tenido días libres de gran descanso. Al contrario, seguí trabajando - quizás más que otras semanas - y lo más lejos que llegué fue a Puerto Natales, y por trabajo. Lo que decidí fue tomarme vacaciones de internet, desconectarme lo máximo posible y dejar de quejarme... No estuvo mal, sobre todo porque no había mucho que contar sobre mi vida, quizás sólo que no soy tan seca como pensaba y que todos cometemos errores laborales, más aún cuando sabes que esos errores sólo se explican porque estás hastiada y lo que haces no te motiva ni te interesa. Cuando acepté este trabajo lo hice pensando que tenía fecha de vencimiento: 31 de diciembre de 2009 porque, soberbiamente, estaba convencida que obtendría la beca a la que había postulado para estudiar fuera de Chile y, cuando supe que no había pasado la tercera etapa, sentí que mucho del mundo que me va quedando se me venía encima y me di cuenta de cuánto me duele que mi ego se vea golpeado.
Podría seguir lamentándome eternamente de todo lo que no va bien: un 18 de septiembre en Punta Arenas, cuidando a mis perros, sola en casa y sin aguinaldo, pero cuando a fumar el primer cigarro del día al patio de la oficina y veo el sol de esta naciente primavera, me recuerdo que he pasado cosas peores y no he muerto y que el mundo que yo quiero está aún ahí, al alcance de la mano, es cosa de estirar la mano y alcanzarlo. Sólo necesito derrotar la pereza...

 
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