Un angelito

Demasiados sentimientos encontrados, estuviste tan poco entre nosotros y todos pensamos que saldrías adelante. Nos equivocamos, pero hoy tenemos una angelita que, desde el cielo, nos acompañará eternamente.
Adiós enana, te extrañaremos.

22 años después...

...vuelvo a dormir en el mismo dormitorio, en la misma pequeña cama de dos plazas y, como aquella vez, la paz y la calma me abrazan.
Hay frío, pero todo es soportable al meterme entre las sábanas.
22 años después, vuelvo a dormir en la cama en que murió mi abuela, y sigo recordando que quizás nunca dormí tan bien como aquella noche, la noche en que mientras todos la lloraban, yo dormía con una sonrisa en la cara, sabiendo que nunca más estaría sola y que tú descansaban al fin de tu tortura.
Esta noche estás conmigo, Elenita.
Buenas noches, abuela.


BTW: Hace ya un año comencé también mi vida en Santiago... cómo pueden tantas cosas cambiar en un sólo día??

Kali Chan

Kali es la gata que llegó a casa de Sebastián hace ya unos dos meses, y la verdad es que nos ha revolucionado la vida. No puedo concebir un sábado sin que amanezca sobre mi cabeza.

Caso Karadima

Anoche, como pocos chilenos, vi "Tolerancia Cero", y no porque me interesara lo que el canciller Moreno tuviera que decir, sino porque en realidad lo que quería oir era el testimonio de James Hamilton respecto al caso Karadima.
Aún no proceso muy bien todo, pese a tener razones de sobra para asquearme respecto a la iglesia católica, a cómo funciona la oligarquía en mi país y a esa detestable forma en que los curas intentan saciar sus más lujuriosos pecados, cagando la vida de tantos niños y jóvenes.
Creo que no hay más que decir, y sólo queda esperar que la "justicia" chilena al fin tome cartas de verdad en el tema y no condene a semejante bestia sólo a una vida de oración y retiro.
Se me erizaron los pelos, es cierto, pero por mucho más que el testimonio...
Y es que de pronto, esos ojos tristes y esa sonrisa con pena me recordó tanto a ti.
Y hace mucho que no te recordaba.

Minuto de confianza

Hoy es uno de esos días en que desearía tener un control remoto y apretar rewind hasta 1998.
Habría elegido otra carrera.
Habría elegido otra ciudad.
Habría elegido no dar esa segunda oportunidad.
Pero también habría elegido conocer a la misma gente que la vida me puso en el camino.
Quizás, así, las cosas malas habrían sido mejores... y lo bueno seguiría estando como hoy.

Divagaciones y desvaríos I

Anoche, cuando te fuiste, me quedó la extraña sensación de no estar 100% sola, como si aún estuvieras a mi lado abrazándome y cuidándome de esa jaqueca que prometía partir mi cabeza en dos.
Sólo puedo esperar que el lento avance del reloj sea una mera ilusión y las horas pasen rápido para sentir tus brazos nuevamente, cobijándome.

La casa vieja

Hace dos semanas estuve en Punta Arenas, en un viaje relámpago que no dejó de asombrar a mis padres, quienes pensaban que aún quedaba 20 días para vernos.
Este postergado viaje tenía una única razón, y era despedirme definitivamente, no de ellos, porque en una semana podré abrazarlos nuevamente bajo el calor capitalino, sino de Bartola (mi cachorra bella) y de mi casa, la casa donde llegué con apenas unos meses que fue mi refugio durante casi 3 décadas.
La casa estaba casi igual que la última vez que la vi, excepto la notoria ausencia de varios muebles y mi cama, por lo que accedí a dormir esos dos días en el sillón. Mi dormitorio aún pintado de rojo, amarillo y azul, tal cual lo dejé, pero con mis escasas restantes posesiones embaladas en cajas de cartón. Las repisas, ya vacías, me provocaron una nostalgia increíble y por un momento volví a verlas llenas de mis libros, cuadernos, apuntes y albumes fotográficos.
A mi propia manera, le dije adiós... y crucé por última vez el marco de la puerta, con una lágrima que se resistía a salir...