Divagaciones y desvaríos I

Anoche, cuando te fuiste, me quedó la extraña sensación de no estar 100% sola, como si aún estuvieras a mi lado abrazándome y cuidándome de esa jaqueca que prometía partir mi cabeza en dos.
Sólo puedo esperar que el lento avance del reloj sea una mera ilusión y las horas pasen rápido para sentir tus brazos nuevamente, cobijándome.