Un hermoso sábado

Como mi vida social anda bastante activa, me encontré un día sábado por la noche con una amplia gama de panoramas, de hecho, iba saliendo de la casa cuando recibí una llamada que me hizo suspender todo el resto. Mi amigo Leo me invitó a conocer un nuevo pub, y como hace meses que no nos veíamos, decidí aceptar sin dudar, así que, como buena conductora, y usando el manos libres, llamé para suspender todo lo demás.

No me arrepiento, hablar sobre la vida con Leo es tan fácil como lo era 13 años antes, cuando iniciamos esta amistad, pese a que nos conocemos del jardín infantil. Hicimos una rápida repasada de lo que ha sido nuestra vida desde febrero, que fue la última vez que nos juntamos, y como es de rigor, repasamos los viejos tiempos en compañía de buena música. Aprovechamos más tarde de ir a bailar la misma música que bailábamos en ese entonces y de darnos el lujo de terminar nuestra charla acompañados de una cerveza y buen rock.

Punto para Manuel, un antiguo amigo que me vendió con mi pasado masculino, mis juegos con autos, mi obsesión con the Thundercats, las carreras en bicicleta, en resumen, gracias por dejar al descubierto mi completa falta de femenidad de la niñez.