domingo, 17 de mayo de 2009

Hace tres años

Recibí un correo electrónico corto. En apenas una línea Vivi, la hermana de mi papá (me cuesta decirle tía), avisaba que mi abuela estaba grave en Bahía Blanca, Argentina. Mi papá dudó mucho en ir, no tenía dinero para el pasaje y yo recién llevaba 15 días trabajando, pero decidí endeudarme un poco más porque sentía que él aún tenía asuntos pendientes que resolver. Finalmente accedió, habló con su hermana y le dijo que iba en camino, que le dijera a Susy que lo esperara. Y ni eso fue capaz de hacer, porque a menos de 3 horas de llegar a destino, ella decidió morir.

Toda la vida tuve una relación amor-odio con mi abuela paterna. Me molestaba pero a la vez me fascinaba su intención de mantener ese orgullo británico. Me encantaban los vestidos hermosos que me enviaba pero me dolía las críticas que le hacía a mi madre, creo que siempre quizo a otra mujer para mi papá. Nuestra crisis se desató una navidad que pasamos con ellos en Argentina, durante 10 años había sido la única nieta y de pronto, en menos de dos años, tenía que compartir su cariño con 3 primos, Jonny y los mellizos. Su preferencia por ellos se vio tan marcada cuando abrimos los regalos, yo apenas recibí una Barbie falsa mientras mis primos tuvieron juguetes espectaculares.

Con los años me enteré por qué ella vivía en Argentina y nunca se lo pude perdonar, el rencor se fue acumulando en mi alma, pero entendí por qué mi padre era como era. No fue una buena mujer, pero era mi abuela, aún así no podía quererla. La última vez que hablamos fue en 1998, cuando a pesar de sus promesas no vino a mi licenciatura y yo le envié una tarjeta de recuerdo. En ella mencionaba a mis padres, a mis amigos, a mis tíos, incluso a los abuelos muertos que no conocí, pero jamás la nombré. Cuando la recibió me llamó para decirme que era una malagradecida, y por primera vez le dije todo el veneno que tenía acumulado por su culpa y como, una vez más me había desilusionado. Lo último que escuché de ella fueron sus lágrimas.

En dos días más se cumplirán 3 años de su muerte, y aunque parezca frío, jamás me ha hecho falta. Al contrario, creo que nuestra vida hubiera sido mejor sin ella, que quizás ella debió morir y no mi abuelo. Eso lo confirmé cuando Vivi, luego de casi 30 años, vino por segunda vez en la vida a la tierra donde nació. Ella es extraña, diferente y tiene serios problemas originados por una infancia mimada. La quiero porque es mi tía, pero no puedo devolverle nunca las palabras cariñosas que me dedica de vez en cuando en fb o msn. Por eso, cuando me habló para el día de la madre y comenzó a hablarme de que había visitado el cementerio y de cuánto extrañaba a su madre, me limité a contestar con monosílabos. Y cuando me preguntó si extrañaba a Susy, cambié mi estado a no conectado...

2 mortales ociosos han comentado:

Anaís Sandiego dijo...

Las relaciones familiares son complicadas y a veces no porque se comparta la sangre uno está obligada a sentir cariño por ciertas personas.

Es fuerte lo que cuentas de tu abuela, pero yo creo que te afecta más por los karmas heredados de tus padres que por ti.

Un abrazo grande.

Anaís S.

SRTA TEMPLARIA dijo...

Uff q tema, sin comentarios.

Abrazos mi querida Nina.. aun sigo viva.. ya ni te acuerdas de mi!!!

Abrazos gigantes
PAU

 
La vida desde los ojos de Nina © 2008 Template by Exotic Mommie Illustration by Dapina