miércoles, 17 de diciembre de 2008

El día que estuve en Suecia


No se trata de un viaje al viejo continente, pero sí a una aproximación a la cultura escandinava. El amor me llevó al extremo de ir un sábado por la tarde a la iglesia. A la iglesia? Así, es. El sábado fuimos a una pequeña iglesia en Las Condes a ver la celebración de Santa Lucía, tradición sueca, donde, por supuesto, la niña más rubia representa a Lucía, con una gran corona de velas en la cabeza, acompañada de niños (y algunos no tanto) con disfraces de estrellas, galletas de gingibre y pequeños duendes. Peter dice que en esto se repite en todas las casas, donde a primera hora de la mañana la hija mayor se viste de esta manera para repartir café y galletas a quienes vivan en la casa.

Primero tomamos un café acompañado de unos dulces tradicionales, más galletas. Ahí conocimos a una chica sueca, acompañada de su pololo chileno, así que no me sentí tan oscurita (al menos no era la única) Muy simpáticos ellos, aún entre la mezcla de sueco, español e inglés. Luego pasamos a la iglesia, a una ceremonia realmente hermosa. Entraron todos cantando, con sus velas, mientras la penumbra nos envolvía, y me encantó oir villancicos en un idioma donde no entiendo más que un par de palabras. Mención especial a la canción dedicada a los pequeños duendes, ¿la encontraré en youtube?)

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