Demonios, no debería tomar esas pastillas, me han tenido todo el día como drogada y sumamente lenta, sintiéndome casi como la protagonista de "Trainspotting"
Encontrándome al borde de un colapso nervioso (al fin comprendí por qué mi jefa no quiso llevarme a Santa Cruz), y quizás porque sabía que su conversación sólo me sumaría una nueva jaqueca; mi verdugo y salvadora (a.k.a. Claudia) me ofreció un cuarto de la misma pastilla mágica que le impide asesinar al desgraciado de su ex-marido. Por eso he andado torpe todo el día, casi alucinando, sintiendo las piernas como si fueran de lana y cayéndome otra vez de cuanta silla se cruza en mi camino - mala costumbre que creí erradicada luego del último porrazo en mi cumpleaños -
Igual la pastilla me ha rescatado más que cualquier flor de Bach, con el añadido de que incluso me ha quitado el apetito.
Esconde la receta Claudia!!! O mejor aún, esconde tu cartera ;)
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